Tudor Black Bay P01: el reloj más controvertido de Baselworld analizado a fondo

Los Black Bay de Tudor recibieron en Baselworld la re-edición del prototipo histórico de un reloj de buceo fabricado para la Marina de los EE. UU. a fines de la década de los 60

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Hoy retomamos el análisis de uno de los relojes más controvertidos de Baselworld, el Tudor Black Bay P01. ¿Porqué esa polémica?. En primer lugar, muchos nos ilusionamos con la posible re-edición del Submariner Snowflake después de ver una foto teaser publicada a principios de año por la marca. Pero el primer día de Baselworld quedamos decepcionados al toparnos con la cruda realidad: la «gran novedad» de Tudor era una reinterpretación de un peculiar prototipo fabricado en la década de los 60 para la Marina estadounidense. Y éste es el otro quid de la cuestión: su inusual diseño debido al sobredimensionado sistema de bloqueo del bisel.

Tudor Black Bay P01

Los años de la guerra fría y posteriores son una época en que la escalada militar conllevó un sinfín de experimentos, la mayoría fallidos. Esta carrera armamentística y tecnológica también afectó a los instrumentos, entre los que se encontraban, evidentemente, los relojes.

Tudor, que llevaba suministrando relojes de submarinismo a la Marina estadounidense desde finales de la década de 1950, empezó a desarrollar en 1967 un modelo técnico para sustituir al Oyster Prince Submariner 7928. Este nuevo reloj debía cumplir una serie de especificaciones dictadas por el Gobierno de EE.UU., incluyendo una corona más protegida, un bisel bidireccional y los pasadores de la correa bloqueados. Tudor abordó las peticiones de la Armada con el proyecto «Commando», un prototipo de reloj de  buceo que presentaba un bisel de 12 horas para fines de navegación (funcionaba como un GMT), una corona colocada a las 4 en punto y un sistema de eslabones finales en forma de grapas que se podían abrir para ajustar el bisel y luego bloquearlo al cerrarse.

Tudor Black Bay P01

A la izquierda, el prototipo de 1968. A la derecha, el nuevo Tudor Black Bay P01

Se lanzó una fase de desarrollo cuyo resultado fue la producción de cinco prototipos (Tudor posee dos de ellos), así como una patente para esa función inédita hasta entonces. A pesar de ello, la Marina estadounidense descartó esta solución por una razón u otra, presumiblemente por ser una respuesta demasiado complicada a un problema que exigía una solución simple. Finalmente se decantó por la continuidad, y acabó apostando por la referencia 7016 como sustituta de la 7928.

Tudor Black Bay P01

Esquemas del sistema del bisel pertenecientes a la patente

Fabricada en acero, su caja de acero satinado mide 42 mm de diámetro en su horizontal, aunque las largas asas y el sistema prominente de cierre de bisel hacen que su perfil vertical sea bastante mayor (54 mm de punta a punta). Hermético hasta 200 metros y con un fondo ciego, el Black Bay P01 se erige como el Black Bay de mayor tamaño, aunque a sólo uno de los habituales 41 mm.

Tudor Black Bay P01

A las 12 en punto encontramos este mecanismo de bloqueo del bisel, que se abre presionando sobre su borde posterior. Aunque el eslabón abatible a las seis en punto parece idéntico al de las 12, éste último no es funcional, y únicamente tiene esa forma para dar una continuidad estética al conjunto. Este sistema en el cual se inspira fue patentado en 1968, y permitía fijar y desmontar el bisel para su mantenimiento. No estoy seguro de cómo funcionaba en el prototipo, pero podría darse el caso de que ambas fueran funcionales, un sistema de seguridad en caso de que una fallara.

Ademas de dicho sistema de anclaje, su diseño viene marcado por la ubicación de la corona a las 4 horas, el protector de corona unida a la asa inferior derecha y el dentado del bisel, una estructura que se complementa con el eslabón abatible para conformar el sistema de anclaje.

Tudor Black Bay P01

Si la caja mantiene casi intacto el diseño del prototipo de los años 60, la esfera se ha adaptado para encajarla estéticamente con la colección Black Bay, adoptando una de sus principales señas de identidad: las icónicas manecillas  snowflake. En línea con el espíritu vintage del reloj, la esfera negra mate es abovedada y los índices luminiscentes están pintados, no aplicados como el resto de Black Bay. A las tres horas implementa una ventana de fecha enmarcada en blanco que acompaña a una minimalista escala minutera perimetral.

Tudor Black Bay P01

El Tudor Black Bay P01 está equipado con el calibre MT5612, el mecanismo manufactura de remonte automático que ya encontramos en los Black Bay (S&G y Steel) y los Pelagos. Entre sus bondades técnicas cabe destacar su excelente reserva de marcha de 70 horas, su espiral de silicio amagnético y la garantía cronométrica que le confiere el certificado COSC. Presenta las funciones de horas, minutos, segundero central y fecha a las 3 horas.

Por su parte, la correa de cuero marrón con que se entrega el Black Bay P01 tiene una base de caucho con un motivo snowflake en la parte posterior. Personalmente, no me disgustaría poder ver este reloj con una milanesa: su estilo vintage creo que le quedaría de perlas.
Finalmente, comentaros que el Tudor Black Bay P01 tiene un precio de 3.730 €, lo que supone que es 400 € más caro que el modelo más parecido, el Black Bay Steel con correa de cuero y el mismo calibre.

Tudor Black Bay P01

Una vez analizado el Black Bay P01, creo que su verdadero «problema» ha sido que Tudor le otorgó en Baselworld el rango de principal novedad. Si le sumamos la ya citada polémica creada a raíz de la frustración colectiva al no ver el esperado Submariner Snowflake, obtenemos el porqué de su controversia. Sinceramente, creo que esta referencia debería haberse situado en un segundo plano en el ranquing de novedades, ofreciéndolo como lo que es: la re-edición de un reloj instrumento que recupera un pedacito de la historia de Tudor y que no tiene, evidentemente, la pretensión de ser un éxito comercial. Salvando las distancias, ¿alguien imagina a Omega haciendo lo mismo con el Ploprof?. Sinceramente, creo que este reloj hubiera sido el candidato ideal para una edición limitada, recalcando así su carácter experimental, aunque ya sabemos lo reacios que son a ello tanto Tudor como Rolex.

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, el autor

Ingeniero geólogo, Master en Geología Marina y Master en Restauración Medioambiental, Co-fundador y editor en Watch-test. Opinión, pasión y rigor, son los pilares fundamentales que sustentan la redacción de mis artículos. La clave, disfrutar de una profesión que coincide con mi afición.

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