Baume & Mercier

La historia de Baume & Mercier se remonta a 1830, año en que se fundó el negocio familiar. Los hermanos Louis-Victor y Célestin Baume abrían un comptoir horloger (establecimiento de relojería) en Les Bois, localidad de la región suiza del Jura. A finales del siglo XIX, la compañía ya había adquirido un gran prestigio internacional y se estaba convirtiendo en un actor de peso en la escena relojera fuera de Suiza. Por aquel entonces, la marca tenía fama por sus cronógrafos y por sus modelos con grandes complicaciones, como la repetición de minutos, el calendario o los tourbillones. Gracias a sus instrumentos de cronometría, la empresa fue galardonada con diez grandes premios y siete medallas de oro en ferias internacionales celebradas en París, Melbourne, Zúrich, Ámsterdam, Londres y Chicago.

A comienzos de la década de 1920, el gerente de la empresa, William Baume, unió esfuerzos con Paul Mercier. Juntos fundarían Baume & Mercier, Genève en 1918. Con la energía de la llegada de Paul Mercier, la sociedad sentó las bases de una filosofía de empresa que sigue hoy tan vigente como antaño. A partir de este momento, la maestría relojera pasaría a encarnarse en un diseño de atemporal elegancia. Durante las décadas de 1950 y 1960, buscando siempre el equilibrio simbolizado por la letra griega (Phi), actual logotipo de Baume & Mercier, la Casa sentaría las bases de lo que hoy se considera el arquetipo de reloj redondo tradicional. En 1988, la sociedad se unió al grupo Richemont y amplió su colección con una serie de modelos de éxito, como los Hampton o los Linea, que enseguida se erigieron como estandartes de la marca.

Actualmente, los relojes Baume & Mercier se comercializan en cinco colecciones diseñadas para ofrecer la mejor representación de una relojería de calidad: Hampton, relojes de forma para hombre y mujer; Capeland, cronógrafos y Worldtimers; Classima, para los adeptos del diseño minimalista; Linea, para mujeres elegantes y dinámicas; y por último, la nueva colección Clifton, que responde a las expectativas de los urbanitas que buscan un reloj clásico y, a la vez, contemporáneo.