Un Chronofighter de estética vintage no nos resulta en absoluto desconocido, ya que podemos recuperar el Chronofighter 1965 Silver, o el Chronofighter Fortress, este último con un diseño muy similar a los Vintage, siendo, subjetivamente, uno de los Graham más atractivos que ha fabricado, sino el que más.

Las esferas de los nuevos Vintage siguen luciendo la configuración bi-compax de la colección, con el gran totalizador de 30 minutos a las 6, y el pequeño segundero a las 3. Pero esta vez, al lado de la pequeña ventana de fecha se ubica la indicación del día de la semana, lo que le confiere al dial un mayor equilibro. Un detalle a destacar es que, por fin, la ventana de la fecha adopta una geometría cuadrada en vez de redonda, un aspecto que, sin ser demasiado importante, nunca me había acabado de gustar.
En el perímetro de la esfera se ubica una escala de segundos que, recorrida por la trotadora cronográfica central, permite acotar el lapso medido con una precisión de dos décimas de segundo, complementándose con indicadores horarios y un gran número 12 en su posicición habitual.
De las cuatro versiones, tres de las esferas son de color negro con una textura arenada bastante marcada, mientras la otra, más elegante, luce un delicado azul con satiné soleil. El resto de elementos que cambian entre una y otra son el color de índices, escalas y la sustancia fotoluminiscente, blanca o beige, y la presencia o ausencia de detalles en rojo (un elemento común en todas ellas es que la segundera central está lacada en este color en su tercio final).

Como cabía esperar, el mecanismo encargado de dar vida a estos guardatiempos es el calibre G1747, un movimiento cronógrafo automático con 48 horas de reserva de marcha, que es visible desde la trasera de zafiro, y muestra las funciones de horas, minutos, pequeño segundero, fecha y día, junto a los parámetros cronométricos de minutos y segundos.

En mi opinión, los Vintage son los Chronofighter más bonitos de la colección, gracias a su acertado estilo más clásico y menos aparatoso, al que se le unen cuatro armoniosas esferas que ofrecen una excelente legibilidad y una perfecta combinación cromática con las correas.

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Su caja de acero mide los habituales 46 mm de los Silverstone RS (excepto el Supersprint, que es de 42 mm). Incorpora un bisel cerámico graduado a 24 horas, bajo el cual se ubica un anillo de aluminio rojo decorado con «Clous de Paris» que no hace sino acentuar el carácter racing de este guardatiempo. En la carrura derecha se sitúan los pulsadores de asimétricos, destacando a las 4 horas el activador rectangular rojo de la función flyback del cronógrafo. Mediante la corona situada entre ambos, controlamos, además de la puesta en hora y fecha, la aguja GMT. Esta función, que se puede leer de un vistazo y configurar rápidamente gracias a la graduación en el bisel, se puede ajustar en pasos de una hora de forma independiente respecto a la manecilla de las horas.
Bajo el cristal de zafiro abombado, el anillo perimetral nos descubre dos escala, la taquimétrica externa y la de minutos, ambas sobre una esfera en cristal de zafiro ahumado que nos deja observar el mecanismo subyacente. En dicho dial encontramos el totalizador de 30 minutos a las 3 y el pequeño segundero a las 9 horas, ambos definidos por su ancho anillo exterior negro graduado. A las seis horas, la doble ventana de fecha se abre sobre la esfera de cristal, cuya transparencia permite ver sus dos discos con las escalas de decenas y unidades. Es posible que este hecho sea del agrado de muchos aficionados, pero personalmente, sólo consigue empeorar la legibilidad de las indicaciones sin ninguna contraprestación a cambio, ya sea estética o técnica.

El encargado de dar vida al Graham Silverstone RS GMT es el ya conocido G1721 que late en el interior del antes citado Silverstone Stowe GMT, un calibre de remonte automático con las funciones de horas, minutos, pequeño segundero, cronógrafo flyback, GMT, gran fecha y taquímetro, que vibra a 28.800 alternancias por hora y dispone de una reserva de marcha de 48 horas. Este movimiento es visible, además de desde la esfera, a través del cristal de zafiro que cierra la trasera.

Se entrega con una correa integrada de piel acolchada en color beige, el mismo tono que lucen la escala GMT, los índices horarios y las manecillas de horas y minutos. Por si esta correa no os acaba de convencer, también está disponible en negro.

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¿Y en qué baso esta suposición?. Básicamente por lucir una esfera mucho más legible que el resto, que prescinde del semi-esqueletado y retoma los numerales arábigos en vez de los simples índices que muestran los Silverstone RS Endurance, GMT, Skeleton y Supersprint. En definitiva, recuperan una apariencia más Graham, por lo que los aficionados a la marca se encontrarán ante unos modelos de diseño más reconocible.

Su imponente caja de acero de 46 mm implementa un bisel de composite con escala taquimétrica, cuyo color puede ser verde, negro o azul, que se combina en las diferentes versiones con detalles en la esfera de tonos naranjas, blancos o rojos respectivamente. Estos últimos colores se repiten en un anillo, también de composite, ubicado bajo el bisel. Además de la escala taquimétrica ubicada en el bisel, los guiños al mundo de las carreras siguen con el sutil patrón en bandera de cuadros que luce la esfera, así como el pequeño segundero en forma de disco de freno a las 9 horas o la correa de caucho con el diseño de neumático de competición. Dos grandes subesferas se ubican a las 12 y 6 horas, correspondiendo a los totalizadores de 30 minutos y 12 horas respectivamente, mientras a las tres horas encontramos las ventanas del día de la semana y la fecha.

Las cuatro versiones actuales son alimentadas por el calibre automático G1749, un movimiento automático que implementa las funciones de horas, minutos, pequeño segundero, día de la semana, fecha y cronógrafo. Tres de ellas se pueden comprar individualmente o en una trilogía entregada en un maletín estanco. Sin duda alguna, el diseño y estética de los Racing me resulta la más acertada de entre los Silverstone RS, una buena opción si os gustan los relojes XXL de inspiración automovilística y no pretendéis pasar desapercibidos.

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Estos relojes se inspiran directamente en la obra clásica del relojero británico George Graham. Además de sus aportaciones técnicas, como por ejemplo el mecanismo de escape que lleva su nombre, el escape Graham, también es reconocido por ser el primer constructor especializado en instrumentos astronómicos de gran tamaño. Así pues, los Geo.Graham The Moon y Orrery sí que tienen un trasfondo de homenaje a su trabajo, pero en cambio, el tourbillon no cumple con esta premisa: Graham murió en 1751, mientras que este mecanismo no fue inventado por Abraham-Louis Breguet hasta 50 años más tarde, en 1801.

Contrariamente respecto a una de las características más reconocidas de Graham, su tamaño resulta realmente contenido, unos sobrios 40 mm que se ofrecen como el reloj más pequeño de la firma si exceptuamos los femeninos 36 mm del Lady Moon. La caja está fabricada en oro rosa, una elección totalmente congruentemente con su idea de entregar un reloj de estética lujosamente clásica. Una de sus grandes virtudes reside en su escaso grosor de 9,85 mm, un adjetivo totalmente adecuado si tenemos en cuenta que en su interior reside un mecanismo tourbillon de remonte automático.
Como uno de los relojes de bolsillo originales de George Graham, la esfera blanca esmaltada luce una escala minutera «chemin de fer», con índices arábigos cada cinco minutos, que enmarca los numerales, esta vez romanos, ubicados en las posiciones horarias. Esta escala queda interrumpida entre las 5 y las 7 horas, donde encontramos la ventana del tourbillon que provoca el abombamiento de la minutera bajo ella.

Pocas son las indicaciones que nos muestra el Geo.Graham Tourbillon, tan solo horas y minutos a través de sus dos delicadas manecillas azuladas de tipo pera, un color que se repite en los tornillos del puente del tourbillon. Esta complicación mecánica, además, adopta la función de un pequeño segundero gracias a que su velocidad de giro es de una vuelta cada 60 segundos. La especial arquitectura del calibre G1796, un movimiento automático fabricado exclusivamente para Graham, nos proporciona una nítida vista del tourbillon, ya sea desde la esfera o a través de la trasera de zafiro. Para ello, recurre a la ubicación descentrada de su masa oscilante, un micro-rotor fabricado en oro y  grabado con motivos arabescos inspirados en la decoración de una de las creaciones de George Graham. Lástima que la marca no nos haya proporcionado ninguna imagen de la parte posterior de este guardatiempo.

Como le corresponde a un elegante reloj de vestir en oro rosa, se entrega con una correa de aligator marrón, completada con un ardillón también del mismo metal. Esta edición limitada a 100 unidades se ofrece como un reloj de diseño muy clásico, elegante, dotado de una excelente legibilidad gracias a la pureza de su esfera y con unas medidas que le confieren una comodidad fuera de toda duda. A ello debemos sumarle la siempre extraordinaria aportación que implica un tourbillon. Aún así, en el mercado hay multitud de opciones a nuestro alcance si buscamos un reloj con estas características, muchas de las cuales vienen de la mano de firmas con una tradición en este sector infinitamente más arraigada de la que puede presumir Graham. Éste es, sin duda, su gran handicap. A pesar de ello, me parece perfecto que una marca reconocida por su marcado carácter deportivo se atreva con referencias que se desmarquen por completo de su ADN en un ejercicio puramente creativo.

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Ahora, dos años después, Los Ángeles Kings han vuelto ha ganar el campeonato y Graham vuelve a ser el cronometrador oficial elegido para homenajear este nuevo trofeo. Esta vez no se basa en el Chronofighter Oversize, sino que, según la imagen y el perfil que se insinúa, el elegido será el Silverstone RS Endurance 12 Hr, uno de los guardatiempos más deportivos y extremos de Graham que se caracteriza por no recurrir al típico pulsador cronográfico de grandes dimensiones tan característico e implementar un bisel con escala taquimétrica. Estamos a la espera de recibir las imágenes para poder mostrarlas.

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La caja de 47 mm fabricada en nanotubos de carbono le confiere su apodo de Superlight, un composite constituido por redes hexagonales de carbono curvadas y cerradas, que forman sistemas ligeros, huecos y porosos que tienen una alta resistencia mecánica. La parte más expuesta de este reloj, el bisel, está fabricado en cerámica, mientras que el pulsador repite con la fibra de carbono del dial. Semejante obsesión por la liviandad, se traduce en que el reloj completo no llega a los 100 gramos de peso, una medida extraordinaria sobretodo si tenemos en cuenta que estamos ante un reloj de dimensiones muy considerables.

Este cronógrafo nos muestra la configuración habitual de todos los Chronofighter: grandes numerales arábigos en los que destacan las 12 horas, escala taquimétrica, contador de segundos a las 3 horas, totalizador invertido de 30 minutos a las 6 horas y trotadora central. Entre las 8 y las 9 encontramos la pequeña ventana de fecha. Mientras las anchas agujas de horas y minutos están recubiertas de Super-LumiNova blanca, las manecillas del contador de minutos y de segundos son de color naranja, el mismo tono que luce la escala taquimétrica. La correa de caucho blanco con acabado Clous de Paris implementa una hebilla también en cerámica.

El ya conocido y habitual calibre G1747 es el encargado de dar vida a este guardatiempos, un movimiento automático basado en el Valjoux 7750 con 48 horas de reserva de marcha y que vibra a 28.800 alternancias por hora. Este mecanismo es visible gracias al cristal de zafiro ahumado que cierra la trasera.

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Ante el estancamiento del resto de mercados, esta tendencia global de apostar por el emergente mercado asiático como principal objetivo de mercado se hace cada vez más palpable; basta con mirar las novedades presentadas en el recientemente clausurado Watches&Wonders y compararlas con las del SIHH de este mismo año. En el artículo sobre Vacheron Constantin de hace un par de días podéis ver un claro ejemplo.

La ubicación de la boutique Graham tiene su propia historia ya que, además de su privilegiada situación, frente a ella se encuentra una calle llamada Graham Street. Toda una premonición de buen augurio.
Dentro de la tienda, paredes blancas y plateadas contrastan con una mezcla de muebles y elementos de diseño de los años 50 y 60, conformando una moderna atmósfera poco habitual en este tipo de boutiques, que suelen lucir un ambiente mucho más clásico y tradicional.

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Esencialmente, el nuevo Superlight presenta las mismas características: caja de 47 mm fabricada en nanotubos de carbono constituidos por redes hexagonales de carbono curvadas y cerradas, forman sistemas ligeros, huecos y porosos que tienen alta resistencia mecánica, y por tanto, interesantes para  la  formación  de  composites  de  bajo  peso,   altaresistencia a la tracción y enorme elasticidad. La novedad reside en que el bisel y la esfera son de fibra de carbono, el mismo material utilizado en el icónico pulsador cronográfico, consiguiendo así bajar de los 100 gramos de peso, incluyendo todo el reloj. Ciertamente, en un reloj de grandes dimensiones como suelen ser los Graham, esta ligereza es una muy buena razón de peso, nunca mejor dicho, para decantarse por esta referencia.

Este cronógrafo nos muestra la configuración habitual de todos los Chronofighter: grandes numerales arábigos en los que destacan las 12 horas, escala taquimétrica, contador de segundos a las 3 horas, totalizador invertido de 30 minutos a las 6 horas y trotadora central. Entre las 8 y las 9 encontramos la pequeña ventana de fecha. Mientras las anchas agujas de horas y minutos están recubiertas de Super-LumiNova verde lima, las manecillas del contador de minutos y de segundos son de color rojo, el mismo tono que luce la llamativa correa de caucho con acabado Clous de Paris y hebilla también en fibra de carbono.

El ya conocido y habitual calibre G1747 es el encargado de dar vida a este guardatiempos, un movimiento automático basado en el Valjoux 7750 con 48 horas de reserva de marcha y que vibra a 28.800 alternancias por hora. Este mecanismo es visible gracias al cristal de zafiro ahumado que cierra la trasera.

En resumen, un atractivo reloj de agresivo diseño ultra-deportivo de grandes dimensiones caracterizado por la ligereza que le confieren el composite y la fibra de carbono. Su precio resulta su punto débil: 9.900 CHF, unos 8.200 €. Si los comparamos con los 6.100 € del Superlight TT Isla de Man, obtenemos un encarecimiento de 2.100 € difícilmente explicable con el bisel y esfera de fibra como excusa, los nuevos elementos implementados como novedad.

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Las características generales de estos guardatiempos siguen los mismos pasos del modelo antes referenciado: caja de 47 mm en acero con acabado PVD negro y bisel cerámico, pulsador cronográfico a las 9 horas fabricado en fibra de carbono, esfera bicompax asimétrica con pequeña ventana de fecha también a las 8’30 y calibre automático G1747. Las manecillas, haciendo honor a su nombre, son de color negro. Además de los distintos colores de camuflaje y de sustituir la correa de tela por unas correas de caucho de color a juego, el contador de segundos situado a las 3 horas incluye en su mitad inferior el número de identificación de la pieza, marcado siempre por la referencia del calibre.

Y como las unidades de la escala telemétrica siempre resultan un problema para los usuarios de  un sistema u otro, Graham ha decidido lanzar los Black Arrow en dos versiones de escalas diferentes: de quilómetros, calculada a 25º Celsius, o en millas, calculada a 77 º Fahrenheit. Su función es la misma, calcular distancias gracias a la velocidad del sonido respecto un evento visible. El retardo entre su visión y la recepción del sonido es medido mediante la puesta en marcha y parada del cronógrafo. La lectura de la trotadora central en la escala nos cuantifica la distancia existente entre nosotros y dicho evento. El ejemplo más evidente es la relación entre el rayo (evento visible) y el trueno (recepción del sonido). Gracias a la escala telemétrica, el tiempo medido entre ambos nos permite conocer la distancia a la que ha caído el rayo. Sinceramente, no le veo ninguna utilidad actual a este tipo de escala que se asocian a la función cronográfica (telemétrica, pulsómetros, taquimétricas, asmométricas, etc.), a no ser que la pieza en cuestión sea un modelo de inspiración vintage o una evolución de una referencia histórica que cuente con este elemento como característica identitaria. El Longines Asthmometer-Pulsometer o el Omega Speedmaster son ejemplos perfectos de ambos casos.

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Pues no, el Silverstone RS Skeleton es la primera referencia de una nueva colección con el mismo nombre, la Silverstone «RennSport», más técnica e inspirada en el mundo del automovilismo alemán. Limitándonos a la caja, podemos observar que sus líneas no mantiene casi ninguna similitud con el diseño de los Silverstone existentes. Su caja de acero de 46 mm de diámetro muestra unas formas más suaves y redondeadas, destacando poderosamente la integración en su diseño de las asas cónicas. Paralelamente, los pulsadores de la función cronógrafo y la corona pierden protagonismo visual debido a su discreto tamaño, incorporando a ésta última dos protectores laterales.

Un bisel cerámico con escala taquimétrica sobresale levemente de la caja, escondiendo uno de los novedosos y controvertidos detalles que nos ofrece el RS Skeleton, un anillo de aluminio de color azul, rojo o verde con decoración Clous de Paris, muy visible excepto si miramos el reloj desde un ángulo cenital. Ciertamente, constituye una singularidad que por sí misma define el carácter deportivo del RS Skeleton. Otro elemento que no logra pasar desapercibido es la pequeña ventana circular ubicada en la carrura izquierda a las 10 horas, a través de la cual podemos admirar la oscilación del volante bajo un ángulo pocas veces accesible.

Protegida por un cristral de zafiro con la inscripción «Graham» grabada, la esfera esqueletizada (en mi opinión más bien semi-esqueletizada), muestra una configuración bi-compax, con el pequeño segundero a las 9 horas y el totalizador de 30 minutos, de mayor tamaño, a las 3 horas, dejando a la vista el órgano regulador entre las 10 y las 11 horas. Luciendo el característico diseño de Graham, las agujas de horas y minutos comparten ubicación central con la trotadora cronográfica que a su vez, conjuntamente con las manecillas de los subdiales, muestran el mismo color que el anillo decorativo de aluminio antes descrito, azul, rojo o verde, definiendo así las tres referencias disponibles del Silverstone RS Skeleton.

La trasera de zafiro nos muestra el reverso del calibre G1790, un movimiento automático cronógrafo que oscila a 28.800 alternancias por hora (4 Hz) y presenta una reserva de marcha de 46 horas. Este guardatiempos se entrega con una correa integrada de caucho que muestra el típico diseño de neumático ya presente en los Silverstone Stowe, aunque con sutiles diferencias en sus líneas que logran una mayor continuidad visual con la caja. Una gruesa línea de color recorre casi toda su longitud mostrando el mismo tono que el anillo de aluminio y las manecillas.

El Silverstone RS Skeleton resulta una pieza muy especial por presentar un diseño alejado de los estándares a los que nos tiene acostumbrados Graham, abandonando por ejemplo los pulsadores sobredimensionados o los grandes numerales en la esfera, e implementando novedosos elementos decorativos como el anillo de color y la ventanilla en la carrura. Aunando en una sola pieza materiales como el acero, caucho, aluminio y cerámica, el fabricante suizo consigue ofrecer una línea totalmente nueva y rompedora, aunque a costa de perder parte de su ADN. Fabricado en una edición limitada a 250 unidades por cada una de las tres referencias según color, su precio se sitúa en 12.500 francos suizos, unos 10.200 €.

Antes de finalizar, permitidme una consideración: ¿era necesaria la obertura lateral si ya podemos observar directamente el volante desde la misma esfera?. Para mí, no. A pesar de ello, el diseño general de la caja es acertado, con una arquitectura más clásica rota por el impactante y deportivo detalle del anillo de color. Con las futuras referencias Silverstone RS podremos saber si Graham mantiene estos elementos que observamos en el Skeleton.

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Con su diámetro habitual de 47 mm, la caja del nuevo Baja 1000 está fabricada en nanotubos de carbono, un novedoso material descubierto en 1991. Recordemos que estos tubos constituidos por redes hexagonales de carbono curvadas y cerradas, forman sistemas ligeros, huecos y porosos que tienen alta resistencia mecánica, y por tanto, interesantes para la formación de composites de bajo peso, alta resistencia a la tracción y enorme elasticidad, propiedades que ya son aprovechadas por algunas firmas del sector.

Su peso de 100 gramos incluye el bisel cerámico y el icónico pulsador cronográfico,  situado en la carrura izquierda y repitiendo su contrucción  en fibra de carbono. En la esfera, el color beige sustituye al negro del Baja 1000 2012. Junto a la correa de caucho «Clous de París» del mismo color, otorgan al reloj una imagen más desértica, muy acorde con el terreno por el que transcurre el rally. La trasera se cierra con un cristal ahumado que muestra la inscripción «Baja 1000 superlight» y el número de serie de la edición limitada.

Siguiendo la inversión de colores, los numerales, índices y manecillas presentan Super-LumiNova negro en vez de beige. Asimismo, el contador de segundo ubicado a las tres horas hace el cambio contrario al tomar el mismo color de la esfera, perdiendo protagonismo visual respecto al contador de 30 minutos de la función cronográfica a las 6 horas. Su gran manecilla esqueletizada presenta la particularidad de iniciar su recorrido desde su punto más bajo, luciendo el mismo color rojo que la trotadora central, la segundera horaria y la leyenda «Baja 1000», esta última situada a las 9 horas justo encima que la pequeña ventana de fecha. En la zona más perimetral de la esfera una escala taquimétrica comparte circunferencia con la escala de minutos.

Respecto a su mecanismo, el calibre automático G1747 repite su presencia en el interior del Baja 1000, presentando 48 horas de reserva de marcha mientras late a 28.800 alternancias por hora (4 Hz). Su precio recomendado de venta es de 7.800 francos suizos, unos 6.350 euros.

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El año pasado, en el marco de la feria de Basel 2012, la firma de La Chaux-de-Fonds nos presentó el Chronofighter 1695 Hosty Tosty, un guardatiempos que, mantienendo una indudable identificación con la marca, presentaba un diseño vintage desconocido hasta el momento.

Lanzado en oro rosa y posteriormente en acero, ahora le toca el turno a un metal novedoso dentro de la colección de Graham, la plata 925 . Esta cifra se refiere a la pureza de la plata: 92’50 %. El resto corresponde al metal con bajo punto de fusión con el que se alea, generalmente cobre, para conferir una mayor dureza a un material de naturaleza maleable o blanda como la plata pura. En algunas aleaciones como el Argentium utilizado por Bell&Ross en algunos de sus modelos, se sustituye el cobre por otros elementos que le otorgan una mayor resistencia al desgaste y a la oxidación. En el caso del Argentium, se utiliza un metaloide llamado germanio.

Con una espectacular acabado pulido, el Graham 1695 Chronofighter Silver presenta la misma caja que las referencias en oro y acero, unos cómodos 42 mm de diámetro de líneas sencillas, con los pulsadores más minimalistas de la marca en la carrura izquierda y el fondo grabado a mano con la imagen del Observatorio de Greenwich, acompañada por una abertura circular que nos permite admirar la hipnótica danza del órgano regulador, un homenaje a George Graham, el padre del cronógrafo. El calibre G1745 es el movimiento que late en su interior, un cronógrafo automático que oscila a 28.800 alternancias por hora y presenta una reserva de marcha de 48 horas.

La otra gran diferencia la encontramos en el elegante diseño clásico de la esfera plateada, recuperando las formas de los relojes de bolsillo originales de Graham con numerales romanos en las posiciones horarias, contenidos en un anillo con decoración circular concéntrica y una delicada escala perimetral de 60 segundos. Un estético «chemin de fer» lo separa del círculo central con decoración «soleil» que alberga el resto de elementos: el contador de 30 minutos a las 6 horas, también con decoración circular, y la ventana de fecha a las 3 horas. En posición central, las anchas manecillas rodiadas de horas y minutos acompañan la trotadora cronográfica.

Entregado con una correa negra de cuero -personalmente me hubiera decantado por la elegancia adicional de la piel de aligator-, el Chronofighter 1695 Silver tiene un precio recomendado de venta de 8.000 €. No sé si el resultado de la plata a largo plazo será el adecuado, pero la calidez de este metal y el bello diseño de la esfera conforman un guardatiempos estéticamente muy acertado que consigue superar a sus hermanos de colección.

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En esta linea de actuación, Graham lanzó una nueva colección, la Geo.Graham, en la que se homenajea al inspirador de la marca, George Graham. Hasta el momento, sólo dos modelos formaban parte de ella, el Silverstone Tourbillograph y el Geo.Graham The Moon que os presentamos hace unos meses, pero en la pasada feria de Baselworld nos adelantaron el lanzamiento del guardatiempos que hoy analizamos, el Geo.Graham Tourbillon Orrery.

Graham, relojero e inventor

El relojero londinense (1673 – 1751) es conocido como el “padre del cronógrafo”, inventando el sistema de arranque-parada de esta complicación. Ideó un sistema de péndulo de mercurio que hacía que los relojes fueran más precisos en condiciones de mucho calor y mucho frío. También inventó un mecanismo de escape que lleva su nombre, el escape de Graham, que todavía se usa en relojes de péndulo de alta precisión. De hecho es el precedente de la rueda de áncora suiza que se utiliza de manera casi universal en los relojes de pulsera.

Pero además de sus aportaciones a la relojería, fue el primer constructor especializado en instrumentos astronómicos de gran tamaño, muy solicitados por los observatorios europeos. Sus dispositivos fueron reconocidos por su precisión, sobre todo después de que los astrónomos Edmond Halley (descubridor del cometa bautizado con su nombre) y James Bradley utilizaron las creaciones de Graham para llevar a cabo sus descubrimientos más significativos.

Este año, una de sus aportaciones más importantes cumple su 300º aniversario: el Orrery, un planetario rudimentario hecho de metal (ver imagen inferior) y que servía para demostrar el movimiento de los planetas en el modelo heliocéntrico. Su denominación viene dado en honor a Charles Boyle, IV Conde de Orrery y miembro de la Royal Society, que patrocinó a George Graham durante su realización.

Para celebrar esta efeméride, Graham ha presentado el Geo.Graham Tourbillon Orrery, una edición limitada a 20 piezas con la que que logra trasladar la invención original a un reloj de muñeca. Implementando un movimiento fabricado por Christophe Claret en su manufactura de Le Locle, incluye en su diseño la representación de la Luna, la Tierra, Marte y el Sol, junto a un calendario de 300 años.

Astronomía y mecánica

El Sol, situado en posición central ligeramente desplazada a la izquierda de la esfera, es representado por el puente del tourbillon en oro rosa, grabado a mano y decorado con dos cabezas de Fénix y un diamante de 2,50 mm de diámetro en su centro. Posteriormente, encontramos la Tierra representada por un zafiro de color azul, que sigue una órbita circular heliocéntrica en sentido anti-horario. La Luna se sitúa como una esfera subsidiaria de acero rodiado que gira a su alrededor. Siguiendo con su ubicación natural más externa, Marte, el planeta rojo, viene simbolizado por un rubí que orbita siguiendo una trayectoria circular descentrada entorno al tourbillon «solar», también en sentido anti-horario.

Estos movimiento se realizan mediante la rotación de dos discos anulares subyacentes a la esfera que se corresponden uno a Marte y otro a la Tierra, manteniéndose permanente unidos a ellos. Un pequeño eje une la Luna a la Tierra. El vaciado de la esfera permite encajar las esferas y que puedan llevar a cabo su movimiento entorno al Sol. La jaula del tourbillon se sitúa en una posición más elevada, de forma que las agujas de horas y minutos, cuyo eje se sitúa en su perímetro derecho, no interfieren en la rotación planetaria, discurriendo pausadamente bajo las manecillas.

Buscándole las cosquillas a esta representación, me he dado cuenta de que los diseñadores de Graham han mantenido prácticamente idéntica a la real la relación entre los diámetros de las tres esferas, o sea,  es un modelo a escala de la naturaleza: los 12.756 km de diámetro de la Tierra, los 3.476 km de la Luna y los 6.794 km de Marte, pasan a los 3,20 mm, 0,9 mm y 1,70 mm respectivamente en nuestro planetario. La importancia de estos datos es que la relación visual entre las tres diminutas esferas reflejan la realidad. Evidentemente debido al escaso espacio que disponemos, resulta imposible representar el Sol y las distancias interplanetarias en la misma escala. Por ejemplo, si quisiéramos mantener las dimensiones correspondientes, la jaula del tourbillon que representa al astro rey y sus 1.392.000 km de diámetro, debería medir 35 cm, y la distancia a la que deberíamos situar el zafiro azul son unos imposibles…. 38 metros!!!.

Encerrada en la enorme caja de oro rosa de 48 mm y 17,60 mm de grosor, la esfera implementa tres diferentes escalas bajo la protección de un cristal de zafiro fuertemente abovedado:

Una escala de horas y minutos tipo «chemin de fer» se sitúa en el perímetro del dial. Debido al eje descentrado, la distancia entre las indicaciones no es constante, siendo más pequeña cuanto más cerca se encuentren  del eje de la agujas, a las 3 horas, y más grande cuanto más lejos, a las 9 horas. En la búsqueda de una máxima nitidez que no interfiera en la visión planetaria, Graham no ha recurrido a índices o números que nos ayuden en la lectura. Lamentablemente, la escasa longitud de las manecillas junto a su ubicación descentrada, provocan que la precisión y facilidad de lectura no sean las idóneas, aunque la particular concepción de este reloj consigue que esta dificultad no penalice demasiado en su valoración final.

La trayectoria y posición del zafiro terráqueo nos delimita y marca las escalas del calendario anual en su parte externa, y la zodiacal en su anillo inferior, ambas de lectura en sentido anti-horario:

• día del mes, mediante números arábigos e índices.
• mes, mediante doce sectores en los que se ha transferido su nombre en latín.
• signo del zodíaco, también mediante la división de un anillo en doce sectores que incluyen el nombre  de la constelación correspondiente, también en latín.

Como podéis observar en las imágenes, debido a la minúscula separación entre los diferentes días del mes y la gran superficie relativa de la Tierra, no resulta ni rápido ni fácil discernir con precisión la fecha. Otro problema de legibilidad… que seguirá sin empañar gravemente mi nota final.

Como cabía esperar, la velocidad de rotación de los tres planetas refleja fielmente la realidad astronómica: la Luna tarda 29,45 días en completar su recorrido alrededor de la Tierra; a su vez, ésta necesita 365,25 días para realizar una órbita entorno al tourbillon solar, mientras el rubí que representa el planeta rojo precisa de hasta 687 días. El contador de 100 años (2013 a 2113) situado en el perímetro de la trasera de zafiro permite identificar la corrección de los planetas (Luna: 7 años, la Tierra: 1.156 años, Marte: 25 años). Estas correcciones se llevan a cabo desde las distintas coronas y pulsadores que encontramos en la carrura:

• Tierra: corona a las 2 horas.
• Luna: pulsador a las 3 horas.
• Marte: pulsador a las 10 horas.

Las funciones de remonte manual y puesta en hora se llevan a cabo desde la corona a las 3 horas.

Fondo y Calibre

Dos cristales de zafiro adicionales se entregan conjuntamente con este guardatiempos. Cada uno de ellos implementa una escala sucesiva de 100 años cada una, del 2113 al 2213, y del 2213 al 2313, llegando a esos 300 años anunciados por la firma durante los cuales el reloj es funcional. A través del zafiro podemos admirar el magnífico trabajo realizado por Christophe Claret con el calibre G1800, tanto en lo que se refiere a su arquitectura como a la decoración. Los grandes puentes, con las aristas achaflanadas y pulidas, están bellamente decorados con «Côtes de Genève» cuyo punto de origen se sitúa en un punto de su perímetro, a partir del cual se expanden como si fueran órbitas planetarias por toda su superficie. Este movimiento late a 21.600 alternancias por hora (3 Hz), y dispone de una reserva de marcha de 72 horas gracias a sus dos barriletes.

Una correa de aligator negro acompaña a este reloj, cuyo precio de venta alcanza los 300.000 euros.

Conclusiones

Graham nos ofrece su versión más técnica con este maravilloso guardatiempos que aúna el espíritu de George Graham y el «savoire faire» de la firma, contando con la inestimable colaboración de Christophe Claret. La legibilidad y precisión de las lecturas no es su fuerte, pero en este tipo de piezas tan fuera de lo común en que prima más la técnica y el arte, puede llegar a considerarse un mal menor… aunque en la mayoría de relojes supondría un grave problema.

Sus puntos fuertes son el diseño, los acabados de la esfera y la complejidad del mecansimo. Su robustez no obtiene una gran nota, sobretodo porque el tourbillon y los elementos móviles del sistema planetario aportan una gran cantidad de delicadas piezas susceptibles de causar problemas. La polivalencia y comodidad también sufren, tanto por su enorme tamaño y grosor, como por el suave trato que necesita esta compleja y delicada mecánica. Igualmente, sus 5 bares de hermeticidad son escasos, aunque este tipo de relojes se supone que no pisarán nunca una playa o piscina. Respecto a la fiabilidad, soy incapaz de valorarla debido a su originalidad. El tiempo dictará sentencia: tenemos 300 años para averiguarlo.

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Para esta nueva edición especial, Graham recurre de nuevo al Chronofigther,  el modelo que mejores resultados está obteniendo para la marca. Además de la ya típica personalización de la esfera, una característica especial lo hace merecedor de una atención especial: la caja está fabricada con nanotubos de carbono, lo que le confiere una ligereza muy a tener en cuenta en relojes de gran tamaño como el que hoy nos ocupa.

Un poco de historia…

El Tourist Trophy Isla de Man es una carrera única en el mundo, tanto por su prestigio como por su peligrosidad. Desde sus inicios, se ha cobrado ya la vida de 24o pilotos. Nació en 1905 en este pequeño territorio autónomo vinculado al Reino Unido, aunque no podemos considerar a esa edición como la primera, sino a la de 1907.

El porqué una pequeña isla «perdida» en medio del Mar de Irlanda ha llegado ha ser tan conocida por una prueba motociclista hay que buscarlo en la misma génesis de esta historia: la negativa del Parlamento británico a permitir una carrera de motos, la International Cup en su territorio, dado que vulneraba la limitación de velocidad de 20 millas por hora (32,18 km/h) en sus carreteras. La organización decidió entonces trasladarse a la Isla de Man, cuyo gobierno local eludía dicha limitación y les proporcionaba las máximas facilidades para disputar la prueba, incluido el cierre de un circuito de 16 millas por carreteras locales. .

Solamente Daytona tutea a la carrera senior TT (Tourist Trophy) en popularidad universal. Pero la atracción fatal del TT no se basa únicamente en ser una competición sin prohibiciones. A la sombra de esta anarquía alimentaron su historia una pléyade de pilotos bohemios, sin más normas que su calidad desenfrenada, que escribieron para la eternidad capítulos de resistencia y poderío que ya no se repiten. Dunlop, vencedor en veintiséis ocasiones, Hailwood en catorce, y Agostini, diez veces, alimentaron el prestigio de un gran premio que formó parte del Mundial de Motociclismo desde 1949 hasta 1976, momento en el que fue eliminado del calendario precisamente por su precio en vidas.

Desde sus inicios, muchas cosas han cambiado en el TT Isla de Man, pero el espíritu de sus iniciadores sigue inalterado, algo que le ha permitido cumplir mas de cien años de existencia. Los pilotos siguen atravesando un circuito sin escapatorias, con rocas que se protegen con algunas míseras balas de paja, mientras sortean puentes con barandillas como única separación, alcantarillas, farolas y casas rodeadas de un público que se coloca al borde, confiado en la destreza de estos artistas. Man reúne anualmente a sesenta mil moteros llegados de todo el mundo.

Chronofighter Superlight

Pasemos al guardatiempos que nos ocupa. Este nuevo Chronofighter toma el diseño de los Oversize que ya os presentamos en el Test correspondiente que publicamos hace casi un año. Recordemos que utiliza una enorme caja de 47 mm, con los pulsadores cronográficos en el lado izquierdo, destacando la típica leva fabricada en fibra de carbono. El bisel cerámico culmina una caja que es la gran novedad de esta edición especial al estar fabricada en nanofibras de carbono. El uso de este ligero material comporta que el peso total del reloj no supere los 100 gramos de peso, una característica realmente positiva muy a tener en cuenta en piezas de este tamaño.

La esfera negra presenta la misma estructura asimétrica bicompax que el resto de Oversize, con el contador de segundos a las 3 horas y el totalizador de 30 minutos a las 6 horas. Entre las 8 y las 9, presenta la pequeña ventana de fecha. Mientras las anchas agujas de horas y minutos están recubiertas de Super-LumiNova blanco, las agujas cronográficas, contador de minutos y de segundos son de color rojo, al igual que la graduación de minutos.

En su anillo más perimetral implementa una escala taquimétrica con graduación blanca basada en la longitud del circuito, sus 37,73 millas equivalentes a 60,70 kilómetros. Una inscripción amarilla a las 3 horas indica la velocidad alcanzada en el récord de 17 minutos  una vuelta del Tourist Trophy: 131,578 millas por hora, 211,75 kilómetros por hora. Dentro del totalizador de minutos, encontramos un indicador amarillo a los 17 minutos, que se corresponde con ese récord. Y cómo se lee esta indicación?. El cronógrafo se activa al inicio la carrera, y cuando la aguja roja se solapa con dicho indicador amarillo en el totalizador de minutos, la velocidad se puede leer en ese instante en la escala.

Al igual que en el resto de las referencias Chronofighter Oversize, el calibre G1747 automático basado en el Valjoux 7750 es el movimiento encargado de dar vida a este guardatiempos. Latiendo a 28.800 alternancias por hora alcanza las 48 horas de reserva de marcha. Este calibre es visible desde la trasera a través de un cristal de zafiro que implementa el triskelión, el emblema con las tres piernas de la Isla de Man, junto a la inscripción «superlight» y el número de serie de la edición limitada.

La correa de tela negra con pespunte rojo combina perfectamente con el conjunto del reloj, consiguiendo una imagen extremadamente deportiva y agresiva: para mí, el mejor diseño de los Oversize disponibles hoy en día. Si a ello le unimos la ligereza que nos propone gracias al uso del carbono, cocluimos estar ante una pieza muy interesante. Lástima de que sea una edición limitada a sólo 200 piezas, cuyo precio se sitúa en los 7.500 CHF, unos 6.100 €.

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Destinado a llenar este hueco en sus ventas, Graham presenta el nuevo Silverstone Stowe de 44 mm, un tamaño que,aunque no deja de ser grande, es capaz de amoldarse a muñecas más pequeñas sin pecar de desproporción.

El diseño sigue las mismas líneas maestras de su hermano mayor, el Silverstone Stowe de 48 mm: pulsadores cronográficos sobredimensionados con su zona de activación decorada con «Clous de Paris», corona con rosca de seguridad, grandes asas que recogen la correa integrada fabricada en caucho y con la típica estructura de neumático.

La esfera, con su fondo en fibra de carbono y un colorido de contraste contundente, resulta inconfundible. El bisel cerámico negro que la enmarca, presenta un anillo de aluminio que implementa una escala taquimétrica. Su color, que varía según la referencia, coincide con el anillo perimetral del subdial de 30 minutos de la función cronográfica. La posición de este último se encuentra a las 9 horas en vez de a las 3 horas como el Stowe de 48 mm. Obviamente, el pequeño segundero es el que ocupa esta posición a las 3 horas.

Las agujas de horas y minutos son visiblemente más estrechas, aunque siguen conservando la morfología típica de Graham. La trotadora segundera central pierde la punta en flecha, conservando su tercio distal en color rojo. Lamentablemente, la ventana de la fecha situada «sobre» las 7 horas, sigue siendo minúscula; personalmente, hubiera sido estéticamente preferible prescindir de esta función. Además, conjuntamente con el anillo del subdial, tapan una tercera parte de los grandes índices horarios arábigos, con la consiguiente pérdida de legibilidad.

El movimiento que anima este guardatiempos es el calibre G1702, con las funciones de horas, minutos, pequeño segundero, cronógrafo y fecha. Menos técnico que el calibre G1742 del Stowe de 48 mm, no implementa su rueda de pilares ni consigue sus 48 horas de  reserva de marcha, quedándose en 40 horas, un 17% inferior.

Cuatro son las referencias presentadas, variando en el material de la caja y los colores principales:

• 2SAAC.B04A: caja de acero, taquímetro y anillo del subdial en azul, y números de color amarillo. Fondo en cristal de zafiro tansparente.
• 2SAAC.B03A: caja de acero, taquímetro y anillo del subdial plateado, y números de color blanco. Fondo en cristal de zafiro tansparente.
• 2SAAB.B02A: caja de acero con revestimiento en PVD, taquímetro y anillo del subdial en verde, y números de color blanco. Fondo en cristal de zafiro ahumado.
• 2SAAB.B01A: caja de acero con revestimiento en PVD, taquímetro y anillo del subdial en rojo, y números en blanco. Fondo en cristal de zafiro ahumado.

Su precio de venta será de 6.500 francos suizos, unos 5.300 €.

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El primer Gran Premio puntuable para el campeonato de Fórmula 1 de la historia se corrió allí, en un aeródromo inactivo desde la Segunda Guerra. Las tres pistas de despegue, trazadas en el clásico formato triangular de la época, aún pueden apreciarse dentro del circuito. Todo comenzó en 1948, cuando el RAC de Inglaterra arrendó estas instalaciones al Ministerio del Aire. La recién creada Federación Internacional de Automovilismo (FIA) organizó el primer Campeonato Mundial de Pilotos oficial usando las reglas de la F1 diseñadas tras la guerra. La organización del campeonato, que incorporaba los cinco “mayores” Grandes Premios de Europa, fue una mera formalización de lo que ya se corría en años previos. Esta primera carrera que se celebro en Silverstone el 13 de mayo de 1950, fue ganada por Giuseppe Farina a los mandos de un Alfa Romeo, y que a la postre sería el vencedor final del primer campeonato de F1.

Casi todos los modelos actuales de esta colección, llevan el nombre de dos curvas míticas de Silverstone: la curva Stowe y la Luffield. Todos ellos se presentan en distintas versiones gracias a una extensa combinación de colores. Su principal distinción dentro de las diferentes colecciones de Graham es que, junto con los Swordfish, Geograham y Turbillograph, son los únicos modelos que no utilizan el elemento más característico de la marca, el sobredimensionado pulsador del cronógrafo situado a la derecha de la caja. La profusión de colores y sus diferentes combinaciones, junto a esferas en fibra de carbono (la mayoría) y correas de caucho con dibujos de roderas, componen sus otros rasgos más característicos.

Stowe: calibre G1742 de carga automática, un movimiento cronógrafo bicompax con rueda de pilares, y una reserva de marcha de 48 horas . La caja mide 48 mm de diámetro y presenta un bisel cerámico. Pulsadores de la función cronográfica situados en la carrura derecha, con decoración “Clous de París”. La esfera es de fibra de carbono, en la que, a las 7 horas, implementa la pequeña ventana de la fecha, junto a una escala taquimétrica en su anillo exterior. Con el fondo de zafiro, el conjunto alcanza una hermeticidad de 100 metros. La correa es de caucho con un dibujo tipo rodera de coche.

Stowe GMT: esta colección se presenta en diferentes versiones, todas ellas ediciones limitadas a 250 o 500 piezas. El calibre es el G1721 de carga automática, un movimiento cronógrafo flyback bicompax con una reserva de marcha de 48 horas. La caja presenta las mismas medidas y bisel cerámico que el anterior modelo. Respecto la esfera, su decoración es también muy parecida: excepto la versión Black&White, repite con la fibra de carbono. Las diferencias las encontramos en la función GMT, con una aguja central y la segunda zona horaria. La escala taquimétrica pasa al realce interior de la esfera. Además, abandona la pequeña ventana de la fecha para presentar una gran fecha con ventana doble situada a las 6 horas.

Stowe Limited Edition: aunque los Stowe GMT también son edición limitada, este modelo con tres versiones prácticamente idénticas, son todavía más exclusivos, con una fabricación de sólo 25 piezas cada una. Su principal elemento distintivo es el color blanco de la esfera combinado con el azul de su anillo exterior y del subdial segundero. Las tres versiones combinan diferentes colores en detalles de la correa y las agujas segunderas. La configuración de la esfera es idéntica a la del Stowe, al igual que sus funciones. En cambio, el diámetro de la caja de PVD disminuye en 1 mm, pasando a 47 mm, y el calibre G1742 es sustituido por el G1734, que no implementa la rueda de pilares.

Luffield: en ediciones especiales de 250 y 500 piezas respectivamente, el Night Racer y el Black Racer son dos modelos con el mismo calibre y funciones que el Stowe GMT, cuya principal novedad radica en una caja de medidas mucho más contenida, 44 mm. La esfera también presenta sus particularidades. Mientras que el Luffiled Night Racer es prácticamente idéntico (excepto por la ausencia de la escala taquimétrica y otros pequeños detalles), el Black Racer presenta una escala taquimétrica junto al bisel y el segundo huso horario en un anillo central.

Time Zone: es el hermano pequeño de la colección, con unos 42 mm de diámetro que se desmarcan de los tamaños XXL que generalmente utiliza Graham. Además de su tamaño, destaca la ausencia de la función cronográfica: es el único modelo de la marca, junto con el recientemente presentado Geograham, que no implementa dicha función. Su calibre G1714 presenta, además de horas, minutos y segundos, las funciones de GMT (segundo huso horario en el bisel) y pequeña fecha (situada a las 7 horas). Tres son las versiones que podemos encontrar: Racing Blue, Black y Silver.

Tourbillograph: si observamos la web de Graham, veréis que este modelo no lo engloba dentro de la colección Silverstone, sino junto al Geograham. Supongo que han querido concentrar sus modelos más complicados, sin tener en cuenta su denominación. La combinación entre el color de la esfera (blanco, negro o fibra de carbono) y el material de la caja (acero, PVD u oro), nos ofrece 6 versiones, algunas de ellas, las dos con caja de oro, en edición limitada a 25 piezas. El calibre G1780 es un movimiento cronógrafo con rueda de pilares y tourbillón, cuya ostentosa presencia a las 10 horas impide que el Tourbillograph pase desapercibido.

El nuevo Silverstone Vintage 30 ha sido lanzado en dos versiones: esfera negra o crema. Presenta unas características estéticas que lo hacen inconfundible con sus hermanos de colección. La caja de 47 mm y su calibre G1734 son los mismos que en el Stowe Limited Edition. Los pulsadores tienen una base más ancha, y la corona ha sido rediseñada a imagen del Time Zone.

Presenta las agujas horarias rodiadas de tipo «dauphine» y una correa marrón de cuero envejecido, pero dos elementos novedosos en la colección le otorgan un carácter inconfundible:

• Bisel con decoración “Clous de París“.

• Esfera vintage en color crema o negro, sin coloridos ni escalas adicionales; sólo unos grandes números arábigos, especialmente sobredimensionados los correspondientes a las 6 y las 12 horas, y dos subdiales de sencillo diseño clásico.

Permitidme dos apuntes totalmente subjetivos: creo que la caja ideal para este Vintage 30 hubiera sido la discreta caja de 42 mm del Time Zone, lo que repercutiría favorablemente en su polivalencia y comodidad de uso. Y por último, ¿no creéis que la diminuta ventana rompe la armonía de la esfera?. Para mí, sobra.

En definitiva, el Vintage 30 representa una grata sorpresa, un punto y aparte dentro de los Silverstone. Pierde garra, agresividad y las claras referencias automovilísticas que definen la colección, pero a cambio este diseño vintage probablemente atraiga las miradas de un mayor número de aficionados debido a un diseño más clásico y moderado.

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